¡¡Aquí esta su postre!!

Las cosas en el trabajo han estado un poco estresantes, hemos tenido algo y eso me agrada porque la semana pasa rápido, lo que no me gusta es que tal cosa me complique el ir a comer.

El tiempo me ha enseñado que tortas y tacos no son suficiente y por eso aprendí que lo mejor es comer algo tranquilamente.

El asunto es que ya tengo bien ubicados algunos sitios para poder comer algo rico y que no me haga daño (gracias a mi gastritis). En uno de esos sitios con un ambiente como de los años 40’s ó 50’s sirven comida sana, no es el sitio mas económico pero esta bien por hoy que es vigilia. Entro al local, elijo una mesa, en eso, justo detrás de mi, llega un tipo bien parecido, es curioso como de manera “disimulada”, las mujeres lo ven, y a esas mujeres se suma uno de los meseros, un tipo alrededor de los 24, corre (literalmente) a atenderlo, es toda atención con el, en realidad lo curioso llego a la hora del postre. El postre que le lleva es un churro, si, un vil churro, en un platito blanco. De frente al sujeto se agacha, pone el plato y le dice “¡Aquí esta su postre!”, en realidad no pasaría nada si no fuera por el tiempo que se le quedo viendo a los ojos del tipo, que se levanta paga la cuenta y se va casi corriendo, fue gracioso y supongo incomodo para él.

Yo seguí comiendo tranquilamente, no alcance postre o eso me dijo la señorita que me atendió y en realidad no se me hubiera antojado, pagué mi cuenta y me fui, pensando en lo incomodo que debe ser para las mujeres sufrir situaciones como esas todos los días, no solo de vez en cuando que te toca un mesero como el de aquél lugar.